viernes, 17 de enero de 2014

Domingo todos los días.

Las palabras que se planean todo el tiempo para decir en una situación que nada tiene que ver con la realidad..
Las promesas que se hacen para consigo aquellos que no tienen palabra.
Los animales que se plantan debajo de las gradas de estaciones que nada tienen que ver con el clima.
Las canciones que no ayudan en nada a la nada que se ayuda en su misión de ser algo que nada logra nominar.
La voz que se ha olvidado.
El rostro que se conserva en fotos que se han deformado.
Los recuerdos que se han mezclado con sueños, con películas y con libros que no se han dejado de leer.
Vos.
Las películas que nunca se vieron.
Yo.
Las imágenes de hechos que suceden pero que nunca se han visto, la imaginación que se ha alimentado del hambre de calor.
Tus compañías.
Los inviernos.
Ella.
Las sombrillas que significan algo que por estos días vive colgado en la sala de donde el cuerpo humano no ha decidido salir.
Los perros que no ladran.
Los ladridos que no se escuchan.
Las alergias que ya no dan.
Los viernes en la noche y los sábados en la mañana.
Y cuantas cosas más falten por nombrar.

Todo eso no importa ahora, que a mi vida ha llegado el frío invernal de la soledad, y como dice la canción "muero solamente los domingos" y usted lector, debe saber que el domingo es el mejor día para suicidarse.


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