martes, 17 de diciembre de 2013

Martes

Me siento en la mesa que comparto con alguien a quién la palabra cretino lo describe tan poco que usarla es un alago. Hace frío, mis pies están mojados desde que al salir de ahí, con ella y él en busca de un taxi que nos trajera a pasar la tarde como fuera.
Estoy con dolor de cabeza y de espalda quizás por la cama improvisada que he tomado como cuna. Estoy cansado y lleno de una ansiedad que no se cura con los gritos ni las lágrimas de mis ojos improvisados.

El alumbrado navideño en Bogotá es tan opaco, como cubierto de un humo gris que le quita el brillo, como si el gris de las estructuras de metal que cobijan la ciudad volvieran impersonal las luces; no es como Cali o Medellín donde la luz navideña te llena de una nostalgia y de una soledad que no se puede aplacar con buenos recuerdos, una nostalgia que se filtra entre las olas de viento de mar que las montañas se encargan de endulzar.

Pero esta fría ciudad se llena de una luz impersonal, como si no estuvieras ahí, mirando las luces azules que cubren en forma de pirámide un cine circular, te extrapolan de la realidad como si tu alma se desdoblara y dejarás de ser vos, sólo un cascarón vacío de algo que pudo ser una gran promesa. 

Cada vez que reconozco una calle o encuentro una dirección me alegra, es como si encontrará algo nuevo y aún así ya fuera conocido para mí. Supongo que esa sensación podré producir en usted para cuando me vuelva a conocer.
Por ahora, no sé que haré, los libros se han mermado de manera notable y es culpa del miedo a dormir en el frío, el dinero se ha acabado y ya no hay amigos a quién esperar. Sólo espero que usted como siempre lo hace, disfrute su ciudad tanto como yo no disfruto la mía.

Posdata: No puedo buscar lastima de los demás, debo permanecerme porque de mí dependen más personas de las que quisiera, entre ellas una amiga a la cual quizás no le pueda salvar la vida, pero sí en algún momento puedo servir como paño de mocos y algunas lágrimas.
Te tengo un regalo de navidad, tengo a mi madre enferma y una sensación que cada día crece más que me dice que lo que quiero nunca pasará. 

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